Hablar con Julia es sentir el calorcito caribeño en el alma. No solo porque después de casi 7 años en Eslovenia sigue hablando con esa hermosa tonada venezolana, sino porque emana alegría y positivismo por todos los poros de la piel, su buena onda y su sonrisa son constantes. Tuve la suerte de conocerla en el curso de Esloveno que tomé apenas llegué a Ljubljana, allá por Octubre de 2015, siendo mi primera amiga fuera del círculo de »argentinos-eslovenos«. Fueron 4 meses de mañanas de curso y tardes de paseos por Ljubljana, películas en el cine, arepas en su casa y helados donde sea. Ella y Carlos, su marido, son de Venezuela, y si bien ambos lo tenían »todo«, decidieron emigrar. A continuación, una transcripción de nuestra charla, a la que le dimos formato de entrevista, para que conozcan su experiencia en Eslovenia.
NADIA: Contame un poco de dónde vienen, cómo recuerdan la primera vez que pensaron en emigrar, y por qué.
JULIA: Vivíamos con mi marido Carlos en Valencia, Venezuela. Al ver que no teníamos el futuro que nosotros deseábamos en ese momento, empezamos a pensar cuáles eran las probabilidades o posibilidades de irnos a otro país. En enero de 2014 dijimos »Vámonos a Estados Unidos«. Claro, eso fue lo primero que hicimos porque era lo más cerca. Nos fuimos en febrero y estuvimos 15 días para ver cómo iba la cosa. Pero estando allí nos dimos cuenta de que la forma de vivir no nos gustaba: muy agitada, con mucha prisa. Además, el asunto de los papeles es muy complicado. Una opción era pedir asilo político, pero de esa forma no podíamos volver a Venezuela, así que decidimos que no. Como Carlos es descendiente de eslovenos, fue clara nuestra siguiente opción: decidimos irnos a Eslovenia. Sin comentarle a nadie, compramos los pasajes en Marzo para mediados de Mayo.
Mi madre me dijo »¿Cómo que te vas? ¿Y cómo lo pensaste?« Y yo le respondí »No lo pensamos. Porque si lo pensamos, no nos vamos.« O sea, en Venezuela ambos teníamos trabajo, auto, casa, familia, pero no había un porvenir. Tú allá trabajabas para »medio« vivir. Además está la inseguridad. O sea, no podías vivir. Así que, antes de que empiece el verano, llegamos a Eslovenia.
NADIA: ¿Habían tenido contacto previo con la cultura o gente del país?. Como sabés, en Argentina es muy fuerte la comunidad eslovena, ¿en Venezuela también lo es?, ¿Carlos asistía?
JULIA: Sí existe una comunidad: Carlos, su mamá, sus tías, todos se juntaban en Venezuela. Pero después, a raíz de la situación económica y política,muchos migraron a Eslovenia, o a otros países.
Unos tíos de Carlos fueron a Venezuela una vez. Pero nunca entablamos una conversación seria de cómo era vivir aquí, porque no teníamos la intención de venir en ese momento. Pero luego de la corta experiencia en EEUU, no lo pensamos dos veces. Nosotros no nos detuvimos.
NADIA: Sí, te entiendo. En mi caso, la relación con el país y sus costumbres, era más estrecha. Pero tardé bastante en tomar la iniciativa y comprar los pasajes. ¿Cómo te sentiste antes de venir?, ¿cuáles eran tus expectativas, esperanzas, miedos?
JULIA: Yo vine con mi mente abierta y dije »Cada quien es un mundo y cada mundo es quien quiere ser«. Todos somos diferentes, así que no tengo que esperar nada a cambio de algo, no estoy segura de qué nos espera, así que tengo que mantenerme abierta a todas las posibilidades. No teníamos expectativas, no pensábamos en qué iba a pasar. Vinimos con la mente totalmente abierta.
NADIA: ¿Te acordás cómo fueron los días apenas llegaron? Yo todavía me acuerdo la mezcla de miedo, entusiasmo, parálisis y exaltación que sentí la primera noche en Ljubljana, cuando cerré la puerta del departamento que alquilaba.
JULIA: Obviamente, me pegó muchísimo al llegar el tema de mi mamá y mis hermanos, de estar tan lejos de mi familia. Yo lloré toda una semana, pero salía a pasear, a recorrer, y me sorprendía lo tranquilo que era todo. Y apenas llegamos fuimos a donde la familia de Carlos, en Ravne na Koroškem. Para lo que estábamos acostumbrados, nos pareció un pueblo. Cuando yo llegué allá, a mí me pareció hermoso. O sea, la naturaleza es increíble. Salir por la noche y que no pase nada, todo tan tranquilo. De hecho, una de mis primeras experiencias fue entrar a un supermercado y olvidar la cartera en el carrito de las compras. Me sorprendió encontrarla intacta al regresar.
A la segunda semana nos vinimos a Ljubljana. Conocimos a un amigo del tío de Carlos y pues, de la nada, le ofreció trabajo. Lo contrató a Carlos y a la cuarta semana me ofreció trabajo a mí, para cuidar a sus niños.
NADIA: ¿Cuáles fueron las primeras impresiones de la gente?. ¿Se sintieron integrados y bien acogidos?
JULIA: La primera impresión fue buena porque todos nos trataban bien, todos nos recibieron muy bien, todos nos quisieron ayudar. No solo la familia de Carlos, sino la gente que íbamos conociendo. Siempre estaban allí y siempre preguntaban qué íbamos a hacer en las fechas patrias, nos invitaban a pasarlas con ellos para no estar solos.
NADIA: Las primeras semanas en general son bastante estresantes porque hay que realizar bastantes trámites. Yo tuve a mi ángel de la guarda Magy Ž. que me ayudó muchísimo con todo. ¿Cómo se organizaron ustedes con los trámites de radicación, inscripción en impuestos, alta en sistema de salud, etc.? ¿Hubo alguien o alguna organización que los ayudó con todo eso?
JULIA: Nosotros quisimos hacerlo solos, ayudándonos con el inglés. No quisimos pedir mucha ayuda. ¿Por qué molestar a alguien? Nosotros fuimos, siempre nos atendieron en inglés. Las personas que nos atendieron fueron buenas, comprensivas, nos ayudaban con los papeles, aclarándonos qué necesitábamos, explicándonos todo.
NADIA: ¿Tuvieron contacto con la Embajada Venezolana?
JULIA: Hace dos años, creo, cerró la embajada de Venezuela. Cuando llegamos nosotros estaba, no servía mucho, así que no contamos con ella. Pues nada, hicimos las cosas solos. Se puede, no hay que tenerle miedo al hecho de no saber el idioma.
NADIA: ¿Conocés a alguno de los venezolanos que han llegado estos últimos meses?
JULIA: Una tía de Carlos y su esposo han venido hace un año. Ellos se encontraban en una situación económica muy difícil, y aquí los han ayudado muchísimo. Desde Karitas los han ayudado con los pasajes de avión, con el alquiler aquí en Ljubljana, hasta les facilitaron un auto. El Gobierno también ha brindado ayuda, con el curso de esloveno, por ejemplo. Pero lamentablemente, no se han adaptado al país, la diferencia cultural, el idioma; y decidieron volver a Latinoamérica, a Panamá, donde vive una hija.
NADIA: El idioma es bastante complicado, es cierto, pero creo que no hay que tenerle miedo, e intentar aprenderlo. Sé que vos también pensás así, de hecho, nosotras nos conocimos en un curso, pero recuerdo que habías asistido a uno antes. ¿Me podrías comentar un poquito de ese tema?
JULIA: Cuando llegué aquí buscamos en Internet, como te dije. Nosotros queríamos hacer todo solos 😊. Vimos en internet que daban el curso gratis para descendientes de Eslovenos y esposas (o maridos)*. Y pues hice el curso gratis. Fueron como tres meses, todos los días, de lunes a viernes. A mí me gustó mucho ese curso, aprendí muchísimo. Hoy en día, quizás no hablo muy fluido, pero entiendo mucho, lo que me permitió conseguir un trabajo en una tienda hace 2 años.
NADIA: Otra etapa muchas veces difícil son las Fiestas. No sólo el estar lejos de la familia, sino la diferencia en las costumbres. ¿Fue difícil la adaptación a las costumbres eslovenas? ¿O mantuvieron las costumbres venezolanas, o intentaron integrar todo?
JULIA: No fue difícil para nosotros. Lo importante es no comparar los países. O sea, este es otro país. No fue difícil adaptarme a las tradiciones porque estábamos ambos solos, lejos de nuestra familia, así que decidimos tratar de hacer nuestras propias tradiciones. Encontrarle una vuelta de rosca. Aquí comen potica en Navidad. Ví que algunas familias hacen potica de chocolate. A mí me encanta el chocolate. Bueno, vamos a intentar hacerla. Buscaba la receta e intentaba prepararla. En vez de tirar bombitas con agua en Carnaval, vamos a disfrazarnos y divertirnos de esa forma. Vamos a adaptarnos, quizás modificar un poco las cosas y crear nuevas tradiciones.
NADIA: El tiempo pasa, y a veces más rápido de lo que queremos. Después de casi 7 años aquí, ¿qué cosas te siguen sorprendiendo?
JULIA: Mirá, como país, después de siete años todo me sigue sorprendiendo, ¡me conoces bien!. Te lo digo desde que viniste. A mí todo me gusta. Creo que he conocido cada uno de los rincones, todos los pueblitos. Y de hecho, Ljubljana me sigue pareciendo hermosa. Vivimos un tiempo en Domžale, pero por el tema del trabajo volvimos al centro y dije »Tenemos que estar cerca, porque yo no puedo vivir sin el centro.« Si tengo un día difícil, voy por el centro a ver el castillo. Subo al castillo, bajo.
Me encanta el tema de la ciudad vieja, me encantan las calles. Hay calles hermosísimas que todavía me siguen sorprendiendo. Hay veces que se te escapa algo, piensas que ya conoces todo, en la ciudad, en el país. Es súper pequeño, pero tiene muchísimos rincones, de los cuales todos te pueden enamorar.
Si tengo que nombrar algo negativo, todavía no me acostumbré a la medicina, al sistema de salud de aquí (si bien sé, que el sistema de salud es muy diferente en todos los países ). Los primeros años que estuve aquí no me quejaba en lo absoluto. Yo duré aquí 2 años sin tener absolutamente nada, ni una gripe. Nuestro sistema inmunológico era mucho más fuerte que el de ahora. Porque claro, tenemos sol todo el año en Venezuela, nunca teníamos escasez del sol.
Pero cuando mi hijo cumplió un año y empezó el colegio, empezaron los resfríos, las enfermedades. Empezamos a ir más al médico. Mi cuerpo también cambia, y las mujeres necesitamos más controles. Me parece mal que los controles ginecológicos (públicos y gratuitos) sean sólo cada 3 años, tienes que exagerar o tener algo grave para que te vean antes. Ojo, mi experiencia durante el embarazo y durante el parto fue excelente, pero quizás falta pulir un poco el tema de los controles previos, la etapa de prevención.
NADIA: Sí, te entiendo, a mí también me pasa lo mismo con el sistema de salud. Pero tengo que admitir que me acostumbré. Mirando hacia atrás, ¿cambiarías algo sobre su decisión de venirse a Eslovenia?
JULIA: No cambiaría nada. Me alegro de haber tomado la decisión de venirme para acá. Me alegra estar acá. De haber construido mi familia aquí. De haber tenido a mi hijo aquí. Porque el tema de vivir aquí con niños es espectacular, porque la libertad que se tiene aquí es única. Poder andar en bici hasta tarde, caminar tranquilamente, mandar a tu hijo al jardín caminando. La seguridad es lo máximo. De hecho, mucha gente también me pregunta »hay que tener auto?« Yo respondo: »Cómo se vive mejor? Caminando.» Durante el primer año no tuvimos auto. Si vives aquí al centro, todo queda cerca. Mantener una vida activa y saludable es muy fácil aquí 😊
NADIA: Como te comenté varias veces antes debido a la actual situación económica, hay mucha gente en Argentina que está pensando en emigrar. ¿Tenés algunos tips o consejos para ellos?. ¿Quizás algo que te hubiese gustado saber antes de venir?
JULIA: Mi consejo: no lo pienses y ya. Ven y prueba.
Si bien hasta este momento nuestro encuentro fue más parecido a una mateada en el parque que a una entrevista, tengo que serles sincera y decirles que después de esta frase, nos dejamos llevar completamente recordando anécdotas, hablándonos sobre nuestra vida actual, sobre contactos que tenemos en común … ya saben, charla de amigas. Disfrutamos un rato cada una de la compañía de la otra, y juntas, de la bella ciudad en la que decidimos probar suerte.
* Para más información sobre el curso gratuito, accedan a la página del Zavod Republike Slovenije za Zaposlovanje: https://www.ess.gov.si/tujci/izobrazevanje_in_usposabljanje_v_sloveniji/ucenje_slovenskega_jezika
En mi caso, asistía al curso de Esloveno dictado en la Universidad de Buenos Aires. Allí mi profesora me comentó de la posibilidad de aplicar para una beca para un curso en otoño en Eslovenia, en el “Center za Slovenščino kot drugi in tuji jezik”. Pueden encontrar más información en:
https://centerslo.si/tecaji-za-odrasle/
Nadia Jan
Ljubljana
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Preberi še:
“Here comes the sun”