En las notas anteriores me referí a la comunidad eslovena en Entre Ríos desde la óptica de su historia dura y confusa. Miremos ahora el presente. La colectividad eslovena en Entre Ríos está viviendo un verdadero renacimiento. Mi visita sólo puede ser descripta en términos superlativos. Pocas veces se siente uno tan bienvenido y es recibido con tanta calidez.
En el año 2002 los eslovenos fundaron la Asociación Triglav, que el 16 de noviembre celebrará sus 15 años. La Asociación actualmente es muy activa en varios campos. Una vez al mes tienen clases de idioma esloveno y para dictarlas viaja desde Buenos Aires la profesora Marjetka Stariha, descendiente de la emigración política posterior a la Segunda Guerra, quien se ha encariñado con la gente de Entre Ríos, motivo por el cual no le pesan las seis horas de viaje todos los meses. El fin del curso no es únicamente la enseñanza del idioma sino también el conocimiento de la cultura y de la historia eslovena. Asisten al curso personas que buscan sus raíces y que recién ahora descubren a sus antepasados eslovenos. Durante mi visita escuché muchos testimonios emocionantes. Una de las asistentes, de mediana edad, reconoció que llenó su departamento de notas con el nombre esloveno de cada objeto. “Así los recuerdo con mayor facilidad”, dice. Otra señora, ya mayor, cuenta que sus compañeras de trabajo le preguntan, asombradas, qué utilidad tiene estudiar esloveno. Y siempre les contesta: “Por supuesto es útil, amplío mi mente, adquiero nuevos conocimientos, conozco mis orígenes”. Al mismo tiempo reconoce que al principio estaba completamente desesperada, ya que le parecía imposible llegar en algún momento a aprender el idioma. “Ahora ya acepté que voy a tener que seguir estudiando toda la vida”, dice.
Desde el año 2006, la Asociación tiene también un programa radial de una hora en la emisora local. La mayor parte del programa transcurre en castellano, con algunas oraciones en esloveno, ya que desean alcanzar el mayor número posible de oyentes. En el programa presentan los puntos de interés turístico, cultural e histórico en Eslovenia, transmiten música eslovena y también tienen en cuenta los temas de actualidad. Como visitante tuve la oportunidad de presentar detalladamente mis investigaciones; todo lo referido a los eslovenos en cualquier lugar del mundo les despertó mucho interés. Vale destacar que uno de los contenidos regulares del programa son las recetas de las comidas típicas eslovenas, presentados por Carlos Savor, miembro de la Asociación Triglav y esloveno entusiasta. Hace años que colecciona recetas y hace un mes lanzó su libro “Cocina eslovena”, primer libro sobre cocina eslovena en castellano.
Las emisiones semanales son dirigidas por Teresita Morales, presidenta de la Asociación Triglav, una persona muy positiva y comprometida. Resulta interesante el hecho de que ella misma no tiene antepasados eslovenos, proviene del Norte Argentino. Se radicó en Entre Ríos al casarse con un esloveno y se dedica con mucha energía a la promoción de la cultura eslovena, que la atrae mucho. Sus tres hijos heredaron de sus padres el amor a sus orígenes eslovenos.
La Asociación se esfuerza por mantener vínculos con otras comunidades eslovenas. Suelen viajar a Rosario o a Buenos Aires para los eventos más importantes y participan de la peregrinación anual de los eslovenos a Luján.
Una de las actividades importantes de la Asociación es la promoción de la emigración eslovena y de la cultura eslovena ante la opinión pública. Aún hoy no es muy conocido el hecho de que entre los inmigrantes había eslovenos. Incluso entre los descendientes eslovenos se encuentran algunos que aún hoy se resisten a creer que no son austríacos. La Asociación logró que una de las plazas centrales de la ciudad de Paraná lleve el nombre de “Paseo esloveno”, una de las calles principales lleve el nombre de República de Eslovenia, que en el parque frente a la iglesia haya un monolito en el que junto con varios hechos históricos se encuentran inscriptos los apellidos eslovenos de la Provincia, con el fin de que la mayor cantidad de visitantes puedan tomar conciencia de su origen esloveno, en tanto en la iglesia hay una imagen de la Virgen Marija Pomagaj de Brezje. La Asociación Triglav organiza anualmente una celebración por el día de la independencia eslovena y otros eventos, en los cuales promocionan a Eslovenia.
Además de la Asociación Triglav, hace poco fue fundada en la Provincia otra Asociación, llamada “Slovenski duh”.
Además de la capital, Paraná, la presencia eslovena resulta visible en otros lugares. El primer poblado esloveno fue San Benito. En la iglesia del lugar hay una imagen de la Virgen de Sveta Gora (en tanto llevaron a Brezje una pequeña imagen de la Virgen de Luján, que hoy se encuentra junto al altar lateral izquierdo de nuestra basílica). Cuando allí empezó a faltar lugar, la gente comenzó a trasladarse a los alrededores de Cerrito, donde también encontramos un “kozolec” esloveno, entre otros ornamentos. La escuela de Cerrito fue fundada para los pobladores eslovenos. En sus 110 años de existencia, el 92 % de los apellidos fueron eslovenos. Incluso la directora actual es eslovena.
Visité Cerrito en oportunidad de una fiesta local. Además de los stands habituales, prepararon también una exposición sobre el arquitecto esloveno Viktor Sulčič, de Buenos Aires. Desde Paraná me llevaron especialmente para los festejos. Allí me recibió el intendente, dos radios locales me entrevistaron, hablé para una multitud de varios miles de personas desde el escenario. Una visita de Eslovenia es muy especial para ellos. Pude palpar el deseo de esta gente por conocer sus raíces.
Hay una historia muy especial relacionada con Cerrito. Cuando se fue haciendo conocida la conciencia de su origen, los eslovenos invitaron por primera vez al entonces Embajador en Argentina Avguštin Vivod. Éste les contestó, en tono de broma, que iría si los niños aprendían a cantar al menos una canción eslovena. ¡Qué recepción le prepararon! En el último tramo del camino del aeropuerto lo esperaba un grupo de gauchos, que montados sobre sus caballos y engalanados con sus trajes típicos saludaba al Embajador con grandes banderas eslovenas. Al bajar del auto frente a la escuela, un grupo de niños lo saludaba con banderas, y a continuación el coro de niños entonó algunas canciones eslovenas que aprendieron especialmente. Al describir este episodio al Cónsul honorario Carlos Bizai se le quebró la voz y se emocionó hasta las lágrimas, aunque ya había pasado más de una década.
Otros lugares con importante presencia eslovena son Haselkamp, María Grande, Federal, Chajarí y Lucas González. Con respecto a este último me contaron una historia interesante. Una década atrás fue su intendente una señora de apellido Mavrič (Mavrich). Ella estaba convencida que era alemana, pero al mostrar al entonces Embajador Vivod las cartas de su bisabuelo a su esposa observaron que éstas se iniciaban con las palabras: “Moja ljuba žena …”. Al saber que era eslovena nombró con el nombre de Eslovenia dos calles, una plaza, y comenzó a organizar festivales, etc. Avguštin Vivod lo describió gráficamente: “Algo la movilizó” y sintetizó con respecto a éste y otros casos similares: “Cuando un esloveno conoce su origen, algo se mueve dentro de él, sin importar el número de generaciones”.
Finalizo con una anécdota personal, que fue la que más me conmovió entre todos los encuentros emotivos y amables. Una familia, cuyo padre/esposo es de origen esloveno, me invitó a cenar. Cuando nos dirigíamos a la casa llamaron a la presidenta de la Asociación Triglav y a su esposo, quienes me llevaban, informándoles que tenían una pequeña sorpresa para mí. Cuando llegamos, el dueño de casa nos esperaba en la puerta vestido con el traje típico esloveno, las banderas eslovena y argentina enarboladas en el frente y el escudo esloveno sobre la chimenea. Cuando ingresamos al comedor encontramos otra bandera eslovena y un cartel de bienvenida en esloveno. Para homenajearme invitaron a 15 personas. Durante toda la velada escuchamos música eslovena. Y lo más interesante: el anfitrión, Daniel Fatur, de 67 años, nunca estuvo en Eslovenia. En su casa tiene una caja de madera, donde guarda tierra de Eslovenia que le fue traída por otros entrerrianos que ya visitaron Eslovenia. También el turismo para la búsqueda de orígenes está presente aquí. En agosto próximo llegará a Eslovenia un grupo de nueve personas que desea conocer las casas de sus antepasados y buscar datos familiares en los archivos. Mariela Srebrnic, de 30 años y organizadora del viaje, trabajó en tres empleos para poder costear este viaje. Cuenta que se trata de su “proyecto de vida”.
No es intención de esta nota cerrar la historia de los eslovenos en Entre Ríos sino mostrar cuánto queda aún abierto, cuántas investigaciones se necesitan aún y cuánta información falta. Teniendo en cuenta el movimiento con el cual la comunidad eslovena de esta provincia norteña se está despertando nuevamente estos últimos años, este trabajo no sería solamente histórico sino también actual.
Dejan Valentinčič, Časnik.si
Traducción: Mariana Poznič
notas anteriores: Svobodna Slovenija, 2017/16, 2017/17