Fue hacia finales de 1948, alrededor de Navidad, cuando el padre Denicolay, párroco de esta parroquia, comenzó a prestar atención a los grupos de nuevos fieles que llenaban a esta iglesia, antes modestamente visitada. Eran nuestros abuelos y abuelas y sus familias que en esos días habían sido rescatados como víctimas de la Segunda Guerra Mundial desde Eslovenia hacia esta querida tierra y hospitalaria, Argentina. Sin recursos, pero felices de haberse librado de los horrores de la guerra, trajeron consigo una fuerte fe en la Divina Providencia y una gran voluntad de trabajar y organizar sus vidas en su nueva patria.
La Iglesia argentina nombró sabiamente al sacerdote esloveno, Janez Kalan, como asistente espiritual en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen en Ramos Mejía, con la tarea de ayudar a los compatriotas recién llegados y a todos los creyentes. Kalan trajo consigo una imagen de María Pomagaj de Brezje, el santuario de María más grande de Eslovenia. Dicha imagen de María fue y aún es como una antorcha alrededor de la cual se reunían compatriotas de todos los alrededores cercanos y algo alejados de Ramos Mejía.
El Párroco pronto se dio cuenta de cuántos nuevos creyentes había recibido, y con un gran corazón apostólico puso a disposición todos los espacios de la parroquia: la Iglesia para la Misa eslovena y otras celebraciones religiosas, aulas para la catequesis y la escuela eslovena, espacios para reuniones de grupos y organizaciones que se formaron. Como amante de la música, permitió que los cantantes cantaran en la iglesia como coro mixto, para lo cual logró la aprobación del arzobispo de La Plata, porque en ese momento en este obispado aún no estaba permitido que coros mixtos cantaran en la iglesia. Estaba orgulloso de que fuera en su parroquia donde funcionara el primer coro mixto en esta zona de Buenos Aires.
El coro no solo era un colaborador regular en el culto de la parroquia, sino que también era invitado a menudo a las parroquias vecinas. El gran amor por la música abrió la puerta en todas partes.
Después de diez años de fructífera cooperación entre las comunidades argentina y eslovena en la parroquia, la creciente comunidad eslovena abrió un nuevo centro en Ramos Mejía, hoy nuestro querido Slomškov dom, que también es un centro religioso dentro de la comunidad.
El amor por el canto de la colectividad eslovena no se ha detenido, y de ese amor ha nacido el coro Ex Corde y tantos otros, como el Coro de San Justo junto al cual brindaremos el concierto de esta noche.
Dicen que la música es un lenguaje divino y universal, deseamos que siga conectando a las personas de bien!
Jernej Tomazin – Marko Selan